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El proceso de creación, siete días para idear
El proceso de creación en cualquier proyecto es, sin duda, una de las partes más maravillosas que existen.
Se sufre, se experimenta con el ensayo y el error, se maldice, se enciende una luz, se vuelve a maldecir, se borra y vuelve a crear de nuevo hasta que llega ese momento en que miras tu obra de lejos y sabes que ya está terminada.
El proceso de creación en cualquier proyecto es, sin duda, una de las partes más maravillosas que existen.
Se sufre, se experimenta con el ensayo y el error, se maldice, se enciende una luz, se vuelve a maldecir, se borra y vuelve a crear de nuevo hasta que llega ese momento en que miras tu obra de lejos y sabes que ya está terminada. Mientras tuve mi blog alojado en wordpress (y lo que le queda), siempre tuve la tentación de crear una página propia, con su .com o .es. Al final, ese momento que se ha estirado durante varios años, ha terminado por hacerse realidad desde el pasado 1 de junio con yoyoyyo.com
Y precisamente el nombre fue el inicio. Normalmente muchos escritores ponen nombre a su obra una vez finalizada, pero yo necesito un nombre, esa palabra o palabras que resumen una imagen o una idea que tengo en mi cabeza, paraq ue me sirva de guía y no perderme.
Me he enfrentado a numerosos papeles en blanco durante toda mi vida. A veces no había ideas y tras escribir las primeras palabras sabía que aquello no llevaba a ninguna parte, otras veces todo fluía como si alguien dictase desde el corazón. Y otras muchas tenía la cabeza tan llena de ideas que no sabía por dónde empezar.
Y esto último fue lo que sucedió. Tantos nombres, tantas ideas que se agolpaban. Pensé en uno de los cuentos más bonitos que jamás he escuchado, pensé en una de las frases que más he escuchado en estos últimos tiempos y al final me quedé con algo que me vino sin buscarlo, que nació de la sencillez, unir a mi cincuenta por ciento, mi mascota y a mí en un solo nombre, yoko y yo.
Había que buscar el lugar adecuado.
Un mes frenético en el que no paraban de aparecer servidores, en el que no dejaba de comprar precios, calidad, opiniones, de agregar a mis favoritos para después volver a comparar una y otra vez hasta estar seguro de la decisión. No quería equivocaciones y aún hoy no sé si acerté, habrá que esperar. Una vez decidido, puse todo en marcha en la tarde noche del sábado 1 de junio. Una vez registrado, mientras esperaba esas eternas horas en que me comunicasen que el dominio ya estaba activado, aproveché para idear, para meterme de lleno en le proceso creativo.
Una de las partes más importantes fue la elección de los temas, los themes. Esto para mí es como un flechazo. Me basta una pequeña muestra para saber que ese tema es compatible conmigo, con lo que quiero hacer y mostrar. Lo noto porque me hace sentir bien. Queria una experiencia a lo grande, algo que me permitiese libertad creativa a la vez que su manejo y su simple visión me dejasen boquiabierto con cada click. Y lo encontré, más bien los encontré y esto cambiará, a mi ritmo.
He de reconocer que me puse nervioso al recibir el email de confirmación de la activación. Eran muchos datos aunque el proceso al final fue bastante sencillo, fruto de haber pasado un mes entero guardando consejos para aplicarlos. Con la página de temas, me regalaban una página de cortesía en la que poner en cuenta atrás, así que es lo primero que hice. Una fecha, unas cuantas variantes y una página sencilla de introducción a la que llamé «muy pronto». La forma de dar el recibimiento a los que llegasen. Mientras esta página estaba activa y la cuenta atrás no paraba, por detrás iba el duro trabajo de la composición y la creación. Era el momento para crear el logotipo.
Agarré con fuerzas el photoshop sin saber por dónde comenzar. Yoko y yo, esa era la forma de comenzar. Buscando imágenes que me inspirasen, llegué a la silueta de un setter irlandés y entonces todo vino rodado. Un logo a base de siluetas, la de un perro y la de un chico. Ya sólo quedaban las letras y con ellas jugué y las coloqué como si de un juego se tratara, jugué con su posición y superposición, jugué con el nombre, jugué con su aspecto y, aunque hice muchos diseños, finalmente decidí quedarme con algo sólido y definido.
21h del 8 de junio de 2013, la cuenta atrás llega a su fin. Atrás quedan horas eligiendo, quitando, poniendo a última hora, escribiendo las primeras páginas, el primer contenido de este proyecto tan especial. Mientras escribo estas letras, sólo falta darle a un pequeño botón para que todo comience. He podido ver el resultado, así, desde lejos, y ahora sé que por fin está terminado.