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Flor
Ocurrió de repente, salí a la terraza y se me dibujó una sonrisa al ver que había recuperado su color, los tallos volvieron a su verdor natural, más lozana que nunca. Y allí estaba la flor, desplegada y abierta por completo, de un color intenso entre morado y azul. Por fin se había completado el ciclo.
Aquella misma tarde se cerró para siempre y nunca más volvió a abrirse. Hasta una flor sabe que los momentos más felices se crean en nuestras vidas a cuentagotas y que llegar a ellos es solo cuestión de tiempo y de echar a andar en el camino.